ELEGANCIA DIVERTIDA CON UN TOQUE DE MAGIA

Elegancia divertida con un toque de magia

Elegancia divertida con un toque de magia

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Cuando pensamos en gente glamorosa, vienen a nuestra mente imágenes de brillos, lentes de sol enormes y coches que ignoran las señales de stop. Pero dejando atrás lo superficial, lo que realmente destaca en estas personas es una mezcla sutil que brilla más fuerte que neones en la oscuridad. Número uno en la lista: el estilo personal. No es perseguir modas: es hacerlas parte de un ritual diario. Quizá un día llevas algo tan absurdo como un pañuelo con sandías, y al día siguiente ves que todos están googleando cómo conseguir uno igual. ¿Suerte? Claro que no. Número dos: cómo se mueven, su lenguaje no verbal. Si alguna vez viste a alguien caminar como si la acera fuera una pasarela de Milán en plena lluvia, probablemente te cruzaste con uno de ellos. Es magnético ver cómo se mueven, deslizándose sin esfuerzo aparente, con cada cabello perfectamente colocado (por favor, pasen el dato de ese producto milagroso).


Desayunos caros y besos sin compromiso


Debemos recordar que estilo glamoroso no siempre equivale a cuentas bancarias abundantes. Existen personas que quizá no puedan darse un lujo dulce, pero combinan ropa usada con tanto estilo que parecen modelos de editorial parisina. Este tipo de personas no solo lucen bien por fuera: tienen chispa por dentro. Generalmente, sostienen ideas firmes, preferencias exquisitas o al menos peculiares, y una capacidad mágica para escapar de pláticas tediosas. Si dices algo aburrido, la respuesta será un gesto facial capaz de cuestionar tu existencia misma.

Para estas criaturas del estilo, compañera radiante todo —hasta un alfiler— tiene una historia detrás. Tal vez un sombrero viajero, un esmalte limón que acompañó una ruptura, o esa fragancia clandestina que huele a misterio y pastel. Lo fascinante es que sus rutinas se sienten como escenas de una serie sin dirección fija. Tienen amistades intensas, viajes espontáneos, y un talento para convertir cualquier drama en anécdota graciosa. Enfrentan el caos como si bailaran con él, no como si lo esquivaran. ¿Se les escapó el tren? Siguen caminando como si estuvieran protagonizando un videoclip europeo. ¿Se caen? Se incorporan con estilo y sueltan: “el suelo merecía un poco de mí”. Sus hogares también merecen mención especial. En su sala hay siempre una lámpara retro que jamás ha funcionado, pero es perfecta para el feed. Cuentan con bibliotecas que lucen cultas, aunque sean 90% decoración y 10% títulos de autoayuda.Sus baños huelen a lavanda francesa y sus espejos tienen filtro de autoestima, excepto cuando amanece lunes. Los romances suelen durar poco, pero arden como si fueran el capítulo final de una telenovela. Y cuando terminan, se lloran con filtro dorado, pañuelo de seda y playlist seleccionada.

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